(EL SER COMO SERVIDOR DISPONIBLE)
Cada ser, como ser-vidor, se encuentra disponible
por la propia Creación a estar dispuesto a ejercer en el ejercicio que
le corresponda. En esa medida, cada ser se siente pleno, amplificado,
liberado y preparado específicamente para esa función.
El propio mundo que ha ido creando la especie va
generando expectativas, actividades y situaciones que no dan respuesta, que no
dan respuesta, a ese objetivo que trae cada ser y que de forma más simple,
de manera más sensitiva, está definido por su código genético
que le brinda unas capacidades, unas actitudes y unas posibilidades.
En la medida en que el ser quiere mandar sobre
su existencia, sobre su hacer, sobre su vida no asume el mandato que ya
está impreso en su propia Creación y busca sistemáticamente -dentro de la
oferta social- aquello que implique más posibilidad de mando, aquello
que implique más posibilidad de orden, aquello que implique más
posibilidad de seguridad, aquello que implique más posibilidad de control.
Sin duda, salvo excepciones, los seres se
encuentran en el sitio más inadecuado, en el momento más inadaptado,
con lo cual -con lo cual- sus capacidades se ven mermadas, la lucha
contra si mismo se ve acrecentada, el desasosiego se ve amplificado...
y las mínimas reglas de relación se ven perturbadas.
Bajo esta visión, podemos dar una explicación
-que no excluye otras visiones o interpretaciones- de por qué, un ser que ya
viene con un diseño, que esta tipificado con unas cualidades, con unas
características, se ve luego sometido a una jungla de guerra; cuando resulta
que en el ordenamiento de la Creación, cada cual tiene su lugar, su acción, su
imprescindibilidad, su necesaria presencia.
Paulatinamente, en la medida en que continúa la
especie bajo estos parámetros, cada vez está más perdida la sensación de el
débito, el servicio, la acción y la dedicación que cada cual tiene en su
Creación.
Sanar también implica -también implica- recoger
a ese ser y orientar su propia historia.
Al menos que cada cual despierte a...a cuál es su
posición, porque es ahí donde cada cual se va a sentir pleno, porque todo
se ha confabulado para que ese ser esté en el momento preciso, en el tiempo
preciso y en el lugar preciso.
Los movimientos del Soplo del ser llevan
también impreso el desarrollo y la situación que a cada cual le
corresponde. Y así, en ese acto sanador, hay que -al menos- tener
en cuenta la posibilidad de que la enfermedad, o el sufrimiento, o el dolor,
haya sido gestado por -fundamentalmente- esa indisposición, ese
estar dispuesto fuera del propio lugar y sitio, ¡en cuanto a función a
realizar!.
Los Jiaos de la esencia han de estar ordenados: InnTrang,
SanZhong, Qi Hae. A la vez que el agua ha de estar en el
cauce adecuado -Shui Quan_ con la identidad de vida... con la
Identidad de Vida: Zhu Bin.
InnTrang, San Zhong, Qi Hae..... Shui Quan, Zhu
Bin... constituyen
las estancias que van a remover, en el sentido de llamada interior del
propio ser, hacia las capacidades, las posibilidades y la decisión creadora que
sobre él gravita. Para que así pueda estar alineado en ese código de la
Creación, y sea ese ser servidor, disponible, dispuesto en el ejercicio de
ejercitarse según el Plan Divino.